2007/12/23

Notas a proposito de la practica clinica

Algunas notas sobre etnopsiquitria, y sobre las reciprocidades entre observador y sujeto, principalmente citas tomadas de una ya vieja lectura de Devereaux.


-No es el estudio del sujeto sino el del observador el que nos proporciona acceso a la esencia de la situación observacional

Los datos de las ciencias del comportamiento son entonces triples

1. el comportamiento del sujeto

2. Los “trastornos” producidos por la existencia y las actividades obsevacionales del observador.

3. El comportamiento del observador: sus angustias, sus maniobras defensivas, su estrategia de investigación, sus “decisiones” (= su atribución de significado a lo observado) (Devereux, 1967 )

Distorsiones culturales


El estudio científico del hombre:

1] es impedido por la ansiedad que suscita el traslape entre sujeto y observador

2] requiere un análisis de la naturaleza y el lugar donde se deslindan ambos

3] debe compensar lo parcial de la comunicación entre sujeto y observador en el nivel conciente, pero

4] debe rehuir la tentación de compensar la integridad de la comunicación entre sujeto y observador en el nivel inconciente

5] que causa ansiedad y por ende reacciones contratranseferenciales

6] deforma la percepción e interpretación de los datos y

7] produce resistencias contratransferenciales que se disfrazan de metodología, lo que ocasiona nuevas distorsiones sui generis

8] puesto que la existencia de un observador, sus actividades observacionales y sus angustias (aun en la observación de si mismo, producen distorsiones, que son no solo técnica sino también lógicamente imposibles de eliminar

9] toda metodología efectiva de la ciencia del comportamiento ha de tratar estos trastornos como los datos y característicos de la investigación de la ciencia del comportamiento y

10] debe usar la subjetividad propia de toda observación como camino real hacia una objetividad autentica, no ficticia

11] que deba referirse en función de lo realmente posible y no en lo que “debería ser”

12] Si se pasan por alto o se desvían por medio de resistencias contratransferenciales disfrazadas de metodología, esos “trastornos” se convierten en fuentes de error incontroladas e incontrolables, mientras que

13] si se tratan como datos básicos y característicos de la ciencia del comportamiento, son más validos y productores de insight que cualquier otro tipo de datos” (Devereux, 1967 Pág.20)

-Etnocentrismo

“Los hábitos mentales regulados socioculturalmente pueden internalizarse o asimilarse tan cabalmente que el científico llegue a obtener una satisfacción inconciente con las distorsiones mismas y con su obediencia” (Devereux, 1967 Pág. 169)



(Devereux, 1967 Pág. 73)[1]

cada cultura maneja de modo diferente el mismo material psíquico. Una lo reprime, otra lo utiliza francamente y aun puede exagerarlo en su implementacion (…) El escrutinio de las culturas obliga así con frecuencia al antropólogo a observar y sacar a la luz mucho material que el mismo reprime.

“No se hace buena ciencia pasando por alto sus datos más fundamentales y característicos que son, muy concretamente, las dificultades propias de esa ciencia. El científico del comportamiento, no puede ignorar la acción reciproca de sujeto y objeto con la esperanza de que, si durante bastante tiempo hace como que no existe esta desaparecerá bonitamente.”

(Devereux, 1967 Pág. 21)


[1] Georges Devereux (1908-1985), etnólogo, psiquiatra y psicólogo estadounidense de origen húngaro, fundador de la llamada etnopsiquiatría.

Etnopsicoanálisis complementarista (1972), de la ansiedad al método en las ciencias del comportamiento (1967) y Lo normal y lo anormal (1974).

USO DE PROTO-IMPERATIVOS Y RASTREO DE LA FIJACIÓN DE LA REFERENCIA

USO DE PROTO-IMPERATIVOS Y RASTREO DE LA FIJACIÓN DE LA REFERENCIA


Carlos Muñoz[1], Juan F. Martínez [2],

Universidad del Valle

2006

Articular un acto comunicativo afortunado es una labor compleja que involucra factores cognitivos, lingüísticos y socio-culturales, entre otros. El escudriñamiento de los minuciosos procesos psicológicos involucrados en la génesis de algunos rasgos (como: la fijación de la referencia y la aparición de proto-imperativos) propios de las acciones comunicativas, pueden muy bien llevarnos a comprender la mentalidad humana y su desarrollo con relación al lenguaje. Este presupuesto constituye nuestro presupuesto metodológico general y la preocupación fundamental, i.e., resumiendo: el lenguaje y, en general, los actos semióticos comienzan a configurarse, en etapas muy tempranas, como un factor determinante dentro del desarrollo psicológico. La constitución de los procesos semióticos se lleva a cabo a partir de la emergencia de ciertas acciones y ciertos logros cognitivos, como por ejemplo: los proto-imperativos, la fijación de la referencia y la relación interna existente entre estos procesos.

Ya en etapas muy tempranas (4 meses) se logra observar el direccionamiento de la atención, por parte del bebé, sobre un referente compartido con su madre; por otro lado, también se observan, de manera diversa, ciertos actos indicativos, realizados por el bebé, que implican que el adulto atienda a una petición: es decir, actos proto-imperativos.

Como hipótesis de trabajo se considera que el rastreo de la emergencia de estos actos proto-imperativos y la respuesta a otros realizados por otro sujeto (por ejemplo: la madre), a través de un intercambio comunicativo temprano, nos puede servir como indicio (junto con factores como la dirección de la mirada) para la descripción de procesos de fijación de la atención, por parte del bebé, sobre un referente.

Para observar estos procesos se han utilizado dos situaciones, cuya estructura difiere. En la primera, la madre presenta activamente el referente-propuesto al niño; en la segunda, la madre presenta pasivamente el referente al niño, mientras el referente (un juguete grande) se “mueve solo”. La experimentación con estas dos situaciones nos permitirá describir, no solo la relación entre el uso de proto-imperativos y la modulación de la direccionalidad de la atención por parte del bebé (como indicios para la fijación de la referencia), sino, también, hasta que punto el movimiento del objeto puede representar el rol de un factor constitutivo en la respuesta a actos imperativos que efectué otro sujeto dirigidos a dicho objeto, proponiéndolo como referente.

I. MARCO TEÓRICO

En el texto de Bruner, titulado Actos de habla (1983), encontramos un capitulo referido a los juegos (Cf.: Bruner; 1984; P.: 45- 63). Consideramos importante su revisión puesto que en este se indica que el juego es un elemento que aparece en la interacción madre – bebé, y cumple una función importante en dicha relación.

El juego, y la participación creciente y activa por parte del niño en este, constituyen un medio de la preparación para la vida técnico-social que establece la cultura humana.

Es necesario reconocer que esta actividad, depende, en alguna medida, del uso y del intercambio del lenguaje. Hay juegos que están constituidos por el lenguaje y que solo pueden existir donde el lenguaje esta presente (Cf.: Id.).

Dentro de los aportes o contribuciones que genera el juego en el niño podemos mencionar:

  • Propicia la primera ocasión para el uso sistemático del lenguaje del bebé con el adulto.
  • Permiten la posibilidad de ver que con palabras se consiguen cosas; es decir, permite reconocer el efecto o la función imperativa del lenguaje, que en un primer momento, en el uso que hace el bebé del lenguaje, se reconoce a manera de proto-imperativos.

Los juegos que se llevan a cabo entre el adulto y el bebé, se caracterizan por ser constitutivos y autónomos, y su finalidad esta determinada por el juego mismo, es decir, no tiene un significado funcional fuera del formato de juego, además, el juego es virtualmente sintáctico, es completamente convencional y “no natural”, compuesto por elementos inventados, artificiales, vinculados por un conjunto de reglas solo ligeramente negociables; esta compuesto por una serie de actos constitutivos, que siguen un orden particular.

Los juegos incluyen la asignación de papeles intercambiables en los turnos de un dialogo, lo cual es un rasgo del lenguaje. Además de estar con frecuencia ligados a otros objetos que sirven como referentes.

En el momento en que el otro al cual se propone un intercambio, ya sea a través de un juego u otra dinámica comunicativa, el otro centra su atención en el referente propuesto, se genera, en este sentido, una triangulación que implica la apertura al diálogo. De Acuerdo con lo anterior “…la actividad lingüística es en realidad una actividad cooperativa, que implica intercambios de objetos intencionales en relación con un contexto…” (Riviere et. al; 1992; P.: 184. Esta triangulación (véase esquema 1.) depende de la fijación de la referencia por parte de los sujetos involucrados, lo cual implica la modulación de aspectos cognitivos como la direccionalidad de la atención. La fijación de la referencia se define como el proceso mediante el cual un sujeto adopta un objeto como referente en un intercambio comunicativo. La fijación de la referencia es, en principio, un proceso selectivo (Cf.: Searle; 2001; P.: 35 y ss.) a través del cual se centra la atención en un objeto que jugara, con gran probabilidad, el rol de referente.

La direccionalidad de la atención, en el caso de bebés de 6 meses, puede ser rastreada a través de la emergencia, en el acto comunicativo, de actos indicativos (por ej.: proto-imperativos).

Esquema 1. Triangulación.

En general, se considera, a manera de hipótesis, que el direccionamiento de la atención, por parte del bebé, sobre un referente compartido en un intercambio comunicativo, puede servirnos de indicio para afirmar que el bebé ha fijado la referencia. Sin embargo, 1) el rastreo de dicha direccionalidad atencional está directamente involucrado con los actos comunicativos tempranos (en este caso proto-imperativos) y 2) con las condiciones del referente.

De este modo, en las situaciones de juego, o interacción tempranas, en las que la madre ofrece al bebé un referente sobre el cual realiza una serie de acciones, constituye un escenario propicio para identificar los modos como se establece el manejo de la atención conjunta, y la forma como el niño atiende a dicho referente, y además, emite una serie de gestos, y vocalizaciones que pueden ser reconocidas como actos proto-imperativos. Bruner afirma, en este sentido que "… la primera fase del manejo de la atención conjunta, parece dar como resultado que el niño descubra señales en el habla de su madre, que indican que al madre esta atendiendo a «algo para mirar»… "(Bruner; 1984, P.: 72).

Es importante reconocer que las acciones que el niño suscita, en las situaciones tipo juego, tales como las vocalizaciones y gesticulaciones, proveen una estructura en la que luego se introducen nuevas variantes constitutivas del lenguaje. Además de esto, proporcionan un medio propicio para el intercambio de roles y para las negociaciones que subyacen a la acción, al mismo tiempo que le permiten al niño pasar de los medios naturales, a los medios convencionales de mediación en la acción, esencial en el desarrollo de las funciones comunicativas.

De acuerdo con lo anterior, la fijación de la referencia se relaciona directamente con los actos indicativos realizados y con la respuesta a actos indicativos realizados por otros. Sin embargo, las propiedades del referente pueden jugar un rol determinante en el como funcionan los actos indicativos propios y la reacción frente a los ajenos y, por ende, constituir un factor fundamental en la fijación de la referencia. Esta es la hipótesis de trabajo que se busca examinar.

II. DESCRIPCIÓN DE LA APLICACIÓN:

Como ya se mencionó en la introducción, la aparición de actos proto-imperativos puede estar constitutivamente ligada a las condiciones socio-afectivas en las que se presente el objeto propuesto como referente; de esta hipótesis surge la construcción de una aplicación con dos situaciones.

· Situación 1:

En esta situación se busca que sea la propia madre sea quien maneje el objeto que se propone como referente en el acto comunicativo, llamando la atención del bebé a través del movimiento del objeto mientras lo sostiene y mueve con sus propias manos (véase la fig. 1.). Esta forma de presentar el objeto propuesto como referente se considera una modalidad activa, es decir, un modo de presentar un objeto referente involucrándose con el movimiento, posición, y forma del mismo:

· Situación 2:

En esta situación, a diferencia de la ‘situación 1’, se propone que no sea la madre quien sostenga el objeto propuesto como referente, sino que, por el contrario, la madre indique al bebé el referente, cuyo movimiento no dependerá de la madre[3]. La madre en la labor de hacer que el bebé dirija su atención al objeto podrá coger el objeto, pero sin apropiarse de él. Se propone que, a diferencia de la ‘situación 1’, la madre esté ubicada a un lado del bebé y no en frente, y que el objeto propuesto como referente (el osito en la fig. 2) se encuentre en frente del bebé.

Esta forma de presentar el objeto como referente se considera una modalidad pasiva, ya que la madre no transformará directamente el movimiento, forma, y posición de tal objeto.

III. METODOLOGÍA

Tanto para la situación 1, como para la 2 se utilizaron objetos medianos con la finalidad de poder demarcar con mayor precisión la presencia de los actos proto-imperativos del bebé y, por ende, la direccionalidad de su atención.

Se usaron dos clases de objetos como estímulos, estos fueron, un tetero de juguete de material plástico para la situación uno, y un mono de peluche para la situación dos.

El sujeto de nuestro trabajo fue un bebe de nombre Jacobo y su madre. El bebe contaba con 6 meses de edad aproximadamente.

La situación se llevo acabo en casa del chico sobre una mesa grande y redonda (para la situación 2) y sobre una cama (para la situación 1).

El instrumento utilizado para recoger la información durante la secuencia fue básicamente una cámara de video digital convencional.

Para lograr el contexto de interacción madre-bebé, se le pidió a la madre que presentara un objeto con la finalidad de que el bebé centrara su atención sobre dicho objeto: “que propusieras a través de actos y expresiones un referente al bebé”.

IV. OBJETIVOS QUE PERSIGUE LA SITUACIÓN PROPUESTA

Se busca responder, en general, a la pregunta:

¿Qué rol cumple el uso de proto-imperativos en el proceso de fijación de la referencia en un intercambio comunicativo temprano?

En específico, y a partir de los resultados obtenidos en la aplicación de la segunda situación (denominada: ‘la situación del títere), se busca responder a:

¿El movimiento independiente del referente propuesto a través de actos indicativos es un factor directamente ligado con la respuesta a dichos indicativos por parte del bebé?

V. ANALISIS DE SITUACIONES.

V.I ANÁLISIS DE LA SITUACIÓN FRENTE-A-FRENTE.

Este primera situación revela una interacción clásica cara-a-cara entre el bebe y su madre, las cuales son el tipo de interacciones propicias donde el bebe va adquiriendo y practicando las pautas que definen las posteriores dinámicas comunicativas del lenguaje.

En un principio, como en todo acto comunicativo, se presenta intencionalmente, por parte de alguno de los sujetos interactuando, un referente. La propuesta del referente en este caso se realiza por parte de la madre, quien, apropiándose del referente, lo mueve con la intención de centrar la atención del bebé sobre el mismo. Estos movimientos en efecto logran llamar la atención del bebé sobre el referente propuesto; ha de tenerse en cuenta que el referente implica un significado negociado por parte de la madre, y que se plasma en el «qué busca ella presentando tal referente al bebé», es decir, qué intención hay tras el acto declarativo.

A pesar de que el bebé está muy pequeño para reconocer discursivamente la intención de su madre, atiende a ciertos indicios comportamentales que funcionan como indicadores de atención; en este sentido, los actos de la madre, aún cuando no son interpretados conceptualmente por parte del bebé como la expresión de una intención propia de la madre, cumplen la función de guiar, temporalmente, la manera en como el bebé se apropia de un objeto en su medio. En este sentido, el bebé reconoce un acto como un indicio atencional, el cual se sincroniza con la intención de la madre, quien desea que el bebé preste atención al referente presentado.

La manera en que la madre presenta el referente al bebé, genera en él una reacción atencional que no solo se expresa en su mirada sino que también a través de los movimientos de sus brazos; este movimiento puede servir como un indicio claro de, aparte de direccionalidad atencional, de excitación frente a x estimulo. Los bebes suelen reconocer estos patrones desde muy temprana edad y de hecho, el fijar la mirada en los adultos constituye uno de los primero pasos rumbo al lenguaje, ya que a partir de ahí es donde el bebe comienza su proceso de incorporación e imitación de las regularidades; en las expresiones del adulto. A este nivel puede rastrearse la emergencia de la interacción por turnos: acto declarativo de la madre- acto motor excitativo del bebé- acto de la madre, etc.

Los significados negociados, si bien por parte del bebé, no se pueden construir en un formato explícitamente lingüístico, por lo pronto, se manifiestan en las respuestas comportamentales del bebé mientras compagina su atención con los indicios de su madre (actos declarativos). Todo esto constituye, para el bebé, una plataforma para la comprensión de las situaciones y del sentido de la comunicación.

En un momento dado el bebé intenta tocar el juguete realizando movimientos poco coordinados pero bien dirigidos, adoptando una actitud exploratoria, tanto con su mirada, como con sus manos y sus emisiones (balbuceos), los cuales son los primeros intentos del bebe por acercarse al lenguaje hablado como tal; y que, a su ves, dan cuenta de cierto nivel de integración y reconocimiento de las pautas comunicativas del lenguaje. A este nivel puede afirmarse que el acto comunicativo iniciado por la madre, a partir de la presentación del referente a través de un acto declarativo, a surtido efecto en el bebé: el bebé a logrado fijar como referente el objeto presentado por su madre, es decir, se ha tejido un referente común y con esto la génesis de un protodialogo (i.e. la emergencia de la triangulación). Mientras el bebé observa el juguete también se genera una variación en su mirada: por un instante mira al juguete y por otro a su madre.

La madre de nuevo toma el objeto referente, pero el bebé mantiene su mirada sobre este, en tal momento el bebé genera un acto indicativo a su madre que puede ser interpretado como un acto imperativo. A este nivel del intercambio, ya tanto un sujeto (el bebé) como el otro (la madre) juegan un rol activo en la articulación de un espacio de intercambio comunicativo común.

La madre no responde directamente a tal imperativo y dirige el referente hacia otro lado, el bebé lo sigue pero luego se distrae, finalmente tanto el bebé como la madre abandonan el referente; finalizando una actuación por turnos o un “protodialogo”.

V.II. ANÁLISIS SITUACIÓN DEL TÍTERE.

En la segunda situación se comienza por observar como en un principio la madre trata de establecer un patrón interactivo común, al intentar llamar la atención del niño sobre el objeto y, de esta manera, establecer el objeto como referente de ambos; de tal forma que se produzca algún tipo de intercambio comunicativo con el bebe.

En un primer momento el bebé centra su atención en el referente presentado. En este caso el referente posee movimiento propio, es decir, la madre no es responsable explícitamente de su movimiento. La dinámica comienza con una atención fija por parte del bebe, sus primeras reacciones frente al movimiento del objeto y sus verbalizaciones son de exaltación frente a los actos indicativos de la madre, agitando sus brazos y tratando de alcanzarlo. Por un instante el bebé realiza actos exploratorios con sus manos, pero en un momento determinado percibe tactílmente el objeto y se recoge. Esto constituye un acto exploratorio por parte del bebé, indicio suficiente como para afirmar que ha centrado su atención sobre el mismo referente en el que la ha centrado su madre

Aquí sucede algo importante: cuando el niño le devuelve la mirada a su madre, la mirada de ella parece fijarse en el objeto, de tal forma que el niño parece interpretar esto, reaccionando (reacción motriz). Estas reacciones motrices son ambiguas, pero representan respuestas exploratorias por parte del niño frente a los estímulos presentados (la voz de la madre y el objeto referente) es decir, parece generase una dinámica de interacción donde el niño es capaz de involucrar ciertos factores, como cuando su madre le presta atención o como cuando ella realiza otro tipo de acción.

(comparación obejto madre, en busca de expectativa con respecto aun mismo ref.)

Aquí podemos apreciar que ya se presentan los factores constitutivos para que se genere una triangulación sujeto1-referente-sujeto2, con la cual comienza todo intercambio comunicativo explícito, y que sirve de marco para la construcción de un espacio referencial compartido (como ya se mencionó).

La madre continúa realizando ciertas emisiones indicativas declarativas referidas a las propiedades del objeto referente, a la vez que dirige su mirada al bebé; el bebé responde a la emisión y gestualidad materna y, en seguida, se dirige a ella. De acuerdo con la terminología de actos de habla (vid.: Austin; 1962) el bebé ha desarrollado aquello que constituye un acto perlocucionario con respecto al acto ilocucionario de su madre, es decir, ha generado una respuesta explícita frente a un acto comunicativo ajeno. A partir de lo anterior, se puede observar una actuación por turnos.

La madre persiste en su intención indicativa declarativa, logrando efectos afortunados en el bebé, quien atiende con su mirada a tales actos indicativos; puede, hasta cierto punto, inferirse de todo esto, que la intencionalidad que subyace a los significados negociados, por ambas partes, posee un referente común.

A lo largo de toda la interacción puede observarse con claridad la atención, por parte del bebé, a los actos indicativos motrices de su madre. De esto se puede inferir que a partir de una lectura de las acciones de la madre y de la suposición de sus intenciones a partir de sus gestos y sus emisiones, se puede reconocer una expectativa por parte de la madre con respecto a las acciones del bebé, expectativa que en la mayoría de los casos se ve acoplada con las acciones del bebé, el cual responde positivamente a los actos indicativos: siguiendo con atención la dirección de los mismos, y centrándose en un referente (algunas veces, emitiendo sonidos).

En esta situación se observa que la atención del niño varia del juguete (referente mutuo) a la madre, redireccionando su atención; y, seguido de este redireccionamiento, se observa un comportamiento explícito de apego a la madre (por ejemplo, a través de abrazos). Sin embargo, lo importante de destacar es el cambio constante de referente (madre-juguete) y de la atención a los actos indicativos, por parte del bebé. En una dinámica de interacción no solamente es indispensable situar un referente común, sino reconocer activamente la presencia del otro refiriéndose o expresando su atención (por ejemplo a través de indicativos) hacia tal objeto.

La persistencia de la madre por que el bebé centre su atención en las características del referente, incluyen la invitación explícita a que lo coja con las manos (por ejemplo: cuando la madre coge la mano del bebé y la dirige al muñeco); si bien este no es explícitamente un acto imperativo ni declarativo, si constituye una especie de acto persuasivo, cuyo significado negociado por parte de la madre incluye la pretensión de que el niño atrape el muñeco. Por parte del bebé, frente a este acto de persuasión, se observa su atención en dirección a la mano de su madre y al referente. Este comportamiento, por básico que parezca, funciona como marco o plataforma inicial para el reconocimiento de los patrones de interacción entre los otros y el referente en una situación comunicativa.

Es de vital importancia reconocer que la atención del niño, no solamente se centra en el referente gracias a las acciones de su madre, sino que el referente (a través de su “propio” movimiento) cumple un papel activo en la modulación de la atención del bebé. Este factor es determinante en la manera en que el bebé responde a los indicativos de su madre. Así finalmente el bebé atrapa el juguete y sus acciones se sincronizan con las intenciones que subyacían a los actos indicativos de su madre. Sin tener, aún, conciencia declarativa, el bebé ha hecho parte de una situación comunicativa y ha articulado ciertos factores constitutivos los cuales, más adelante, funcionarán como las reglas constitutivas del lenguaje y, por ende, de llevar a cabo ordenes y obedecer a imperativos

VI. ANÁLISIS COMPARATIVO: DISCUSIÓN:

En un marco general la elaboración de las dos situaciones nos ha permitido evidenciar, por una parte, ciertas pautas en el desarrollo de elementos constitutivos del lenguaje en los bebes, así como reconocer los diferentes modos con los que cuenta el niño para ir llevando a cabo la apropiación e integración de las dinámicas comunicativas que sustentan el lenguaje. Por una parte es interesante contrastar que los resultados de ambas situaciones no difieren mucho entre si en cuanto al patrón general de relación establecido entre la madre y el bebe: es un juego constante de actos indicativos. En la primera situación el referente es manipulado por la madre. Este rasgo distintivo implica que la búsqueda del referente por parte del bebé involucra directamente a la madre, en este sentido, el bebe no busca el referente como tal sino mientras este se encuentre en medio de la madre y el.

En la situación dos se observa algo similar, donde el muñeco a pesar de ser animado sin intervención de la madre cuenta con poco valor estimativo en tanto que la madre no haga parte de la interacción como un agente que permite devolverle cierta expectativa frente al mismo: las acciones de la madre retroalimenta la atención e intención del niño frente al objeto propuesto como referente. Esto se presenta, por ejemplo, en la situación uno cuando el niño se apropia del objeto de las manos de su madre al poco tiempo pierde todo interés para el, a menos que su madre genere algún tipo de retroalimentación que en efecto redireccione, de nuevo, la atención y el interés del bebé sobre el referente. De manera similar en la situación dos, por un momento, la madre parece dirigir su atención hacia otro objeto distinto del propuesto objeto propuesto como referente, de manera tal que el niño pierde interés por el muñeco (aunque este contaba con movimiento propio) y no retoma atención sobre el referente hasta que su madre vuelve a prestarle atención también. A este nivel se puede observar como el modelo de comunicación por triangulación funciona en efecto en la pragmática temprana del lenguaje. En amabas situaciones en niño juega un rol activo, construyéndose como un agente en disposición de realizar actos indicativos en virtud de alcanzar sus fines; sin embargo, en la situación del títere el bebé tiene mayor libertad de exploración puesto que la situación le permite mayores estímulos sobre los cuales modular su atención, i.e. potenciales referentes.

Los actos ajenos no se encuentran bien diferenciados en la situación frente-a-frente de las condiciones y características del referente, a diferencia de la situación del títere, donde el bebé puede modular indistintamente su atención hacia los actos ajenos o las condiciones del referente, disponiendo de dos motores atencionales.

Así pues, las acciones de los demás (indicios necesarios para captar sus intenciones) hacen relevante del manejo de la atención y de lo que el bebe considera relevante o no. Podría argumentarse que esta aparente necesidad de crear un significado compartido con el adulto obedece únicamente a un factor imitativo de las conductas del adulto, que le permitiría reconocer y acomodarse a las pautas comunicativas propias del lenguaje y de una lengua. Sin embargo, estamos convencidos que esto va mas allá de una mera pauta imitativa de patrones, ya que la formación de estos significados ayuda a configurar ciertos contenidos psicológicos que servirán de base para la incorporación de las reglas constitutivas del lenguaje y manejo de las reglas regulativas del mismo, y esto incluye la forma como el adulto expresa al bebé sus emociones (señalización intencional) a través de emisiones verbales, o características como el tono de la voz.

Aún cuando en términos comportamentales, en ambas situaciones, las acciones de la madre representan actos indicativos, la manera como estos funcionan a manera de guías de la atención del bebé se relacionan no sólo con el modo en que la madre los realiza, sino también con las características del referente. En este sentido, de acuerdo con la situación del títere, se observa que la fijación de la referencia por parte del bebé y el seguimiento de indicativos se genera como producto de un equilibrio atencional entre las condiciones del referente (movimiento, ubicación etc.) y las acciones de la madre.

El lenguaje no es solo un mero instrumento trasmisor de información sino que también es una herramienta de compresión, tanto personal como de los otros, en correspondencia con esto, la emocionalidad es un factor modulador de la intencionalidad, la intencionalidad un factor constitutivo del sentido, y, por ende, del significado. En síntesis, sin direccionalidad intencional no hay sentido, sin sentido no hay significado, pero sin emocionalidad no hay direccionalidad intencional, por tanto, sin emocionalidad no hay significado.

VII. CONCLUSIONES

- En una dinámica de interacción no solamente son relevantes las características del referente común, sino reconocer activamente la presencia del otro refiriéndose o expresando su atención (por ejemplo a través de indicativos) hacia tal objeto.

- En una situación de interacción comunicativa no solamente es relevante el cómo se module la atención hacia un referente, sino en qué medida se diferencias las condiciones del referente de las acciones ajenas.

- La diferenciación de las condiciones del referente de las condiciones de las acciones indicativas nos permite un abanico más amplio de variables para el análisis de la fijación de la referencia (por ejemplo: el procesos de retroalimentación atencional).

- El proceso de fijación de la regencia varía en virtud de la situación.

- El seguimiento de los actos indicativos depende en un sentido fuerte de la configuración ambiental de la situación (de las características del referente y de las condiciones de las acciones por parte de la madre, y de la relación entre estos dos).

- La situación del títere para constituir un buen motor de búsqueda experimental del desarrollo cognitivo de competencias lingüísticas.

- Es necesario extender la población de aplicación de esta situación, no solo en cuanto al número de sujetos sino también en cuanto a poblaciones diferenciadas por edades, género, etc. y lograra, de esta forma, resultados más confiables.

VIII. BIBLIOGRAFÍA

- Austin; J. (1962) How to do things with words; Ed.: OUP.

-C Rodríguez Garrido, C Moro El mágico numero tres, cuando los niños aun no hablan; Ed.: Paidós, Barcelona (1999)

-Bruner; J. (1984) El habla del niño; Ed.: Alianza

-J. Bruner, H. La elaboración del sentido, la elaboración del mundo por el niño; Ed.: Paidós, Buenos aires (1987)

-M. Belinchon, A. Riviere, J Igoa (1992) Psicología del lenguaje; Ed.: Trotta, Madrid

-Searle; j. (2001) Actos de Habla; Ed.: Cátedra.



[3] Para generar el movimiento del oso se propone una tercera persona oculta.

Critica a la razón neuropsicológica

“Critica a la razón neuropsicológica:

Una disgresión sobre las razones localizacionistas y holista y su influencia en la neuropsicología clínica moderna”[1]

La neuro psicología moderna es una ciencia asentada y con un campo de estudio que le es propio. Como rama de las neurociencias y de la psicología ha hecho importantes aportes al entendimiento de las estructuras neurales y su relación con el funcionamiento cognitivo.

Precisamente alrededor de este punto, el del manejo y el entendimiento que se le da, a las relaciones entre las estructuras neurales y sus correlatos psico-cognitivos es que gira el tema de discusión del presente escrito.


I

El rastreo de las posturas localizacionisa y holista se remonta hasta el siglo XIX cuando los primeros descubrimientos acerca de las lesiones y sus correlaciones clínico anatómicas, cambiaban la forma de entender y estudiar el cerebro.

En un primer momento podemos atribuirle a Gall y su modelo frenológico, la primera intención de dividir y localizar a manera de mapa, funciones y cualidades humanas a la corteza cerebral. Puede que su modelo no resistiese un debate científico como tal, y que las funciones y la localización de las mismas se considere como arbitraria y pre-científica, pero lo que si es cierto es que en cierta medida Gall ha fundado un precedente en la forma de entender el cerebro que perdura hasta nuestros días

Un refuerzo importantísimo a esta naciente postura, sucede en 1861 con la presentación ante la sociedad antropológica de París del paciente “tan tan” por parte paúl broca. El correlacionaba la lesión en la tercera circunvolución frontal del hemisferio izquierdo del cerebro con la incapacidad para producir el lenguaje hablado como tal.

Otro gran avance en esta postura localizacionista de la actividad cognoscitiva proviene también del estudio del lenguaje. Y fue por parte de Karl Wernicke, quien durante la presentación de su tesis doctoral propuso la existencia de dos tipos de afasias, motriz y sensorial, la cuales eran separables clínicamente y además contaban con un correlato anatómico definido. Tiempo después Wernicke postularía otro tipo de síndrome asociado con el lenguaje denominado afasia de conducción, además elaboraría diagramas de localizaciones específicas con relación a áreas del cerebro asociadas con el lenguaje.

A partir de aquí se generaría todo un Boom localizacionista de búsqueda de correlaciones anatómicas de áreas relacionadas con diferentes funciones, a partir de correlaciones entre defectos específicos y exámenes postmortem.

Este boom alcanzaría su punto culminante con la división del còrtex en 52 áreas especificas hecha por Brodman en 1909 con datos recopilados sobre estudios hechos en monos superiores y en el hombre. Este mapa ha sido de gran utilidad en el estudio de la neuroanatomía y persiste hasta nuestros días tanto en la forma de entender la corteza cerebral como en el estudio de la lesión.

Este seria pues el nacimiento formal de la postura localizacionista, la cual supone, que áreas específicas del cerebro cumplen funciones esenciales y sobre todo particulares de la actividad cognitiva y psicológica.

Contraria a esta posición aparece por parte de otros investigadores (Hughlings y Jackson) otro punto de vista de interpretar y abordar las correlaciones clínico-anatómicas. Este nuevo punto de vista parte de una interpretación más dinámica y global del cerebro. Básicamente este punto de vista crítica la visón estática del cerebro y su correlación directa con los procesos psico-cognitivos; la opinión de Jackson primordialmente aseveraba que la localización de una lesión en un lugar particular no lleva consigo la perdida de una función, de tal forma que no podía relacionarse directamente una lesión y una función. Según Jackson los complejos procesos del cerebro ponen en movimiento múltiples centros cerebrales, de tal forma que una lesión cortical básicamente desorganizaría la secuencia ordenada de estos procesos antes que destruir una función especifica. Idea bastante interesante que retomare mas adelante. Es decir, según esto el aparente déficit del paciente con lesión estaría dado como resultado de los cambios a nivel global del cerebro.

La opinión de Jackson no fue bien recibida durante mucho tiempo. En términos generales se consideraba este punto de vista como espiritualista y animista contrario a un pensamiento científico. De tal forma ni siquiera fue tenido en cuenta quizás hasta la polémica presentación de de Pierre Marie en 1906 titulada “La tercera circunvolución frontal no desempeña ningún papel especiales las funciones del lenguaje” la cual entro a atizar el debate entre la función, lesión y localización.

Este debate no solamente estaría dado a nivel de la corteza sino también a un nivel celular. Ya que al momento de explicar las conexiones y la forma de funcionamiento de la recién descubierta neurona también hubo una división de opiniones bastante parecida a la de los localizacionista y holistas. En esta discusión se encontraban dos polos, los reticularistas, quienes defendían que las células nerviosas tienden a formar una red continua; es decir una posición de funcionamiento global, que encuentra cierto parecido con la postura holista. Mientras por otra parte estaban los neuronistas quienes señalaban a las neuronas como unidades independientes en contra a la idea de continuidad de unas con otras, propuesta por Golgi.

II

El debate entre localizacionismo y holismo no fue en cierta medida digamos “resuelto” sino que quizá por razones históricas la postura localizacionista alcanzo una mayor aceptación sin querer decir por esto que la postura holista estuviera equivocada o que no hubiese hecho aportes a la hora de entender el funcionamiento cerebral. Digo Razones históricas ya que si analizamos la discusión desde un marco global vemos que la ciencia durante el siglo XIX y comienzos del XX se encontraba en un todo un frenesí de ciencia positivista. La teoría sobre el origen de las especies acababa de publicarse, y la física newtoniana estaba completamente asentada, las matemáticas habían alcanzado un desarrollo asombroso y en cierta medida podría decirse a partir de esto que la ciencia en ese momento parecía tener la potestad de explicarlo todo; de manera tal que cualquier tipo de interpretación como la holista la cual dejara un manto de duda o interpretación sobre el fenómeno en cuestión era desechada por ser considerada animista, espiritualista o incluso metafísica. Quizás por esto el debate no resurgió hasta 1906 año de la presentación de Pierre Marie y curiosamente momento histórico en el cual comienzan a publicarse nuevos descubrimientos en física como la teoría de la relatividad especial de Einstein, así como las formulaciones respecto al átomo y la naturaleza no constante de la materia, cuyas consecuencias cambiarían la forma de entender y practicar la ciencia.

Ahora bien, creo que ha llegado la hora de discutir las posturas e implicaciones en la neuropsicología moderna de cada una de las posturas rastreada hasta el momento.

Por una parte hoy en día es clara la influencia localizacionista en la forma de entender y comprender la función cerebral, pese a la tendencia “integracionista” a la cual parecemos apegarnos todos hoy en día, o al menos lo hacemos cuando conviene. Aun así, podemos llamar a la postura localizacionista moderna como en extremo positivista, reduccionista y que puede en cierta medida sesgar la interpretación o la comprensión de los funcionamientos cerebrales, ya que es claro que el modelo que manejamos hoy en día por lo menos desde la academia es de esta índole. Por un lado explicamos gran parte de los procesos cerebrales como la percepción a partir de “secuencias” donde un estimulo pasa por diferentes centros y vías antes de se integrado y procesado. Así mismo, aun seguimos aprendiendo los mapas de Brodman, en nuestros cursos de neuroanatomía y seguimos viendo un modelo para el estudio de la lesión donde parece que estas fuesen hechas con una precisión casi quirúrgica.

Pero quiere esto decir que me fíe yo por una postura holista? Desde luego que no. Si bien la postura holista brinda un modo de ver y entender el funcionamiento neural desde una perspectiva más amplia y congruente con la forma como suceden las lesiones en el mundo real, tampoco cuenta con una evidencia acertada respecto al funcionamiento cerebral. Ya que si bien las neuronas se interconectan entre si las conexiones en el cerebro no se producen, por decirlo así, de todo con todo. De donde, según esta posición, los procesos psico-cognitivos surgen de esta conectividad (no me preguntéis como) de maneras que son casi imposibles de fijar por la neuro anatomía.

A este nivel podemos seguir las consideraciones hechas por Antonio Damasio[2] donde se ilustra los procesos de conectividad neuronal y se calcula que una neurona por promedio establece alrededor de 1000 sinapsis, aunque cuenta con una capacidad para establecer más menos 5 mil o 6 mil y si comparamos esto con el numero total de sinapsis de alrededor 10 billones nos damos cuenta que una neurona no participa en si de muchas conexiones. De tal forma que si tomamos un par de neuronas de manera aleatoria nos damos cuenta que una neurona se comunica solo con unas pocas a su alrededor pero nunca con todas las demás, ni siquiera con muchas. Además la mayoría de las neuronas no se comunican con células que estén demasiado alejadas sino por lo general en con otras en pequeños circuitos locales. Según esto:

“…1) lo que hagan las neuronas dependen del conjunto inmediato de las neuronas a las que pertenecen; 2) lo que hagan los sistemas dependen de la manera en que los conjuntos influyen sobre otros conjuntos en una arquitectura de conjunto interconectados; 3) la manera en que cada conjunto contribuya a la función del sistema al que pertenece depende de su lugar en dicho sistema…”[3]

Podemos denotar en la postura de Damasio cierto tono localizacionista pero supongo que su razonamiento esta sustentado por evidencia neuroanatómica veraz. Pero, por otra parte, pese a esto su postura maneja cierto nivel de integración de ambas posturas, lo cual era fin de este ensayo al pretender re-evaluar el radicalismo que suponen ambas. Pero, volviendo a Damasio podemos inferir en su postura cierto nivel de localización neural determinada dentro de los conjuntos neuronales específicos los cuales podríamos relacionar con una función particular. Pero por otra parte vemos también un nivel de análisis más global y holistico en términos funcionales. Ya que según esto encontramos “conjuntos” neuronales específicos que a su vez se relacionan con otros conjuntos neurales específicos en una arquitectura interconectada. Es decir, habría una función ordenada y global, es decir la actividad psico-cognitiva no seria necesariamente producto de la suma de sus partes sino de la integración de estas partes en todo. Un poco como la analogía del funcionamiento cerebral como una orquesta donde cada músico con su instrumento crea diferentes tonos y melodías para conformar una única sinfonía global.

Una clara ejemplificación de esto es analizar ciertos caso famosos de lesiones donde el funcionamiento global de los pacientes se parece en extremo a las descripciones hechas por Jackson el siglo XIX. Por ejemplo, podemos retomar antes de finalizar, brevemente, el caso de Elliot. En un punto general el déficit de elliot parecía encontrarse en los estadios finales del razonamiento, en relación con una lesión a nivel de la corteza prefrontal orbital y ventral. El funcionamiento de Elliot aunque aparentemente normal suponía una falla a nivel de una secuencia general tal como Jackson lo suponía. Es decir en Elliot vemos como lo describía Jackson, una aparente desorganización de los procesos, a nivel de integración de sus razones y sentimientos lo cual impedía que Elliot fuese capaz de tomar una decisión de una manera efectiva.

En conclusión es clara la influencia de estas posturas en la forma de comprender e interpretar los avances en cuanto al estudio de las relaciones psico-cognitivas y las estructuras neurales. De tal forma es importante recalcar, que tanto el localizacionismo como el holismo son solo posturas, modelos, que en cierta medida intentan facilitarnos la comprensión de los complejos procesos neurales. En últimas la neuropsicología debe tratarse más de explicar como los sistemas neurales y como sus componentes se relacionan con determinadas funciones cognitivas. La neuropsicología no trata, o por lo menos no debería, tratar de ubicar de específicamente la localización cerebral de una función o un síndrome.

Bibliografía

-J. P Changueux El hombre neuronal Espasa-Calpe, Madrid, (1986)pg 15-50

-A. Ardila Neuro psicología clínica Ariel neurociencia, () pg 21-35

- A Damasio el error de descartes critica Barcelona (1999) pg 37-43

-A Comte, L. Ferry la sabiduría de los modernos ediciones península, Barcelona (1999) pag: 85-143



[1] Por Juan Felipe Martínez

Grupo de investigación Mentis en filosofía de la mente y ciencias cognitivas e Instituto de PsicologíaUniversidad del Valle (Cali-Colombia)

[2] A Damasio el error de descartes critica Barcelona (1999) pg 37-43

[3] Damasio (1999) pag 43

EDUCACIÓN E INTELIGENCIA EMOCIONAL

EDUCACIÓN E INTELIGENCIA EMOCIONAL

(PROPUESTA DE INTERVENCIÓN DE APRENDIZAJE EN EL AULA)

Carlos M. Muñoz S. © [1]

Juan F. Martínez © [2]

2007

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“… La sociedad moderna,

que ha alcanzado un grado de educación formal sin precedentes,

también ha dado lugar a otras formas de ignorancia...”

-Jean Claude Micheá (2002)-

La actividad educativa tiene como fin propiciar el desarrollo de las capacidades cognitivas del sujeto en las áreas del conocimiento que la cultura (a la que pertenece) considera valiosas, necesarias, pertinentes etc. Hoy en día vemos en la mayoría de los modelos educativos y los currículos académicos un “sin fin” de asignaturas destinadas a propiciar la adquisición de habilidades en campos específicos del conocimiento e inteligencia, en estos campos se cuentan, por ejemplo, las matemáticas, las ciencias naturales, la literatura etc. La mayoría de las actividades propuestas en el aula giran entorno a todo aquello que se considera importante y preciso para enseñar, y lo que de un modo u otro se relaciona con lo que concebimos por inteligencia. Desafortunadamente, por mucho tiempo, en nuestra cultura la ‘inteligencia’ ha sido asociada directamente con el razonamiento lógico y el conocimiento científico y tecnológico y, en general, con la resolución de problemas que implican la exhibición de hipótesis y fases cognitivo-comportamentales para su resolución. A pesar de que la atención general de nuestra sociedad se concentré en el desarrollo científico y tecnológico sufre, día a día, las más graves consecuencias de no centrar su atención en el conocimiento emocional; para recordar un caso conocido, un psicópata se define como un individuo con la incapacidad de asimilar el dolor o sufrimiento ajeno. La cultura y la emocionalidad están completamente imbricadas, por tanto, habría de esperarse un compromiso, por parte de la educación y la pedagogía, con la inteligencia emocional.

“…Lo que nos interesa es no tanto resolver problemas como clarificar sentimientos. Ello no obstante, la existencia de recursos culturales, de un sistema adecuado de símbolos públicos, es tan esencial en esta clase de procesos como lo es en el razonamiento. Y por eso el desarrollo, conservación y desaparición de “estados anímicos”, “actitudes”, “sentimientos” (…) constituyen una actividad no más fundamentalmente privada en los seres humanos que el pensamiento dirigido… Una niño cuenta con sus dedos antes de contar “en el interior de su cabeza”; y siente amor en su piel antes de sentirlo “en el corazón”. No sólo las ideas sino también las emociones son artefactos culturales en el hombre…” (Geertz; 1987; P.: 80- 81).

A pesar de la conexión interna entre cultura-emocionalidad y educación, en las aulas se busca explorar muy poco en el terreno de la inteligencia emocional. Vemos (por ejemplo) cursos relacionados con la expansión artística, como el teatro o la música, que en general no hacen parte del énfasis educativo; siendo cursos relegados en la mayoría de las instituciones.

La inteligencia emocional ha sido definida en diversos sentidos, pero uno de los rasgos primordiales radica en el reconocimiento del control emocional individual e interindividual.

Gardner define las dos dimensiones de las inteligencias personales en (i) inter-individuales e (ii) intra-individuales. En este sentido afirma que:

“… Por una parte se encuentra el desarrollo de los aspectos internos de una persona. La capacidad medular que opera aquí es el acceso a la propia vida sentimental, la gama propia de afectos o emociones: la capacidad para efectuar al instante discriminaciones entre estos sentimientos y con el tiempo, darles un nombre, desenredarlos en códigos simbólicos, y utilizarlos como un modo de comprender y guiar la conducta propia… La otra inteligencia personal se vuelva al exterior, hacia otros individuos. Aquí, la capacidad medular es la habilidad para notar y establecer distinciones entre otros individuos y en particular, entre sus estados de animo, temperamentos, motivaciones e intenciones…” (Gardner; 2001; P.: 288).

La capacidad que posee un individuo para modular sus propias emociones, en un constante interacción con su ambiente y sus semejantes, involucra la estabilización de ciertas competencias cognitivo-emocionales tales como (i) el reconocimiento de las emociones y sentimientos ajenos, (ii) la diferenciación o discriminación de las mismas y (iii) la relación entre los estados emocionales y sentimentales ajenos y los propios. Estas competencias dependen de la puesta en marcha de la dimensión inter-individual e intra-individual de la inteligencia personal.

Teniendo en cuenta las características de la sociedad occidental contemporánea, donde se presentan tantas dificultades y conflictos socio-afectivos -debido a la incapacidad de reconocer, interpretar y “dominar” los estados afectivos propios y ajenos- es necesario que los estados emocionales y sentimentales sean tenidos en cuenta dentro de los procesos educativos; de este modo, quizá, se llegue a entender lo importante que es el conocimiento y reconocimiento de las emociones y sentimientos ajenos y propios. Ha de tenerse presente que muchas de las reacciones que consideramos ‘enfermas’ y altamente ‘patológicas’ tienen que ver con las emociones, principalmente con las emociones relacionadas con el reconocimiento del otro(-emocional); del dolor del otro, del sufrimiento del otro, del placer del otro etc.

La preocupación fundamental por competencias relacionadas con la emocionalidad exige un cambio en los factores que se consideran relevantes dentro de la educación escolarizada clásica, es decir, exigen la construcción de un modelo educativo con “prioridades-extra”; de las cuales una de las más importantes será el desarrollo de la inteligencia emocional y de las competencias individuales asociadas a la misma. Esta idea con respecto a los cambios en el modelo educativo en virtud de la prioridad de la inteligencia emocional ya ha sido planteada (vid.: Escudé; 2003 y Salmuri et. al.; 2002).

De acuerdo con Damasio:

“… Debemos darnos cuenta de que las emociones vienen en todo tipo de sabores: hay emociones buenas y emociones malas. Y, de hecho, podríamos decir que el objetivo de una buena educación para los niños, los adolescentes, e incluso para nosotros mismos, es organizar nuestras emociones de tal modo que podamos cultivar las mejores emociones y eliminar las peores, porque como seres humanos tenemos ambos tipos. Tenemos una capacidad positiva fantástica, pero también somos capaces de hacer cosas terribles. Somos capaces de torturar a otra gente, de matarla. Todo esto es inherente al ser humano, no es que algunos de nosotros seamos buenos y otros malas personas…” (Damasio; 2006)

Para el presente caso: no pretendemos que se genere una valoración o clasificación de las emociones a partir de categorías morales como ‘bueno & malo’, como tampoco construir estrategias para el control de las emociones (e.g.: vid.: Maturana & Bloch; 1996) sino que, por el contrario, se desarrolle una situación práctica en la que se evidencien ciertas competencias involucradas con el reconocimiento, discriminación verbal y diferenciación de las emociones y sentimientos propios y ajenos; ya que consideramos que tanto el reconocimiento y la discriminación de los estados emocionales propios y ajenos funciona como un indicio del modo en que se relacionan los individuos y sus estados emocionales con otro individuos y su (otros) estados emocionales.

La implementación de dicha situación puede propiciar la evidencia (registro) necesaria (mas no suficiente) para construir una valoración de dicha competencia (por parte del docente).

El presente trabajo busca explorar (a partir de una situación de aprendizaje en aula que permita la implementación la inteligencia emocional) en el ámbito de la construcción de estrategias prácticas para el rastreo de competencias emocionales.

¿Por qué nuestros currículos no cuentan con una asignatura que permita al estudiante llevar a cabo el desarrollo de esta tipo de inteligencia? ¿Acaso no es tan importante como las demás? ¿Acaso, los acontecimientos diarios de nuestra sociedad no nos desafían emocionalmente, exigiendo cierto tipo de competencia en este tipo de inteligencia?

Buscamos básicamente crear una situación donde sea posible el reconocimiento e interpretación de las emociones del otro. En cuanto al maestro, pensamos que la situación propuesta podría ayudar a valorar las competencias de reconocimiento e interpretación (a través del discurso) de las emociones y sentimientos ajenos en sus alumnos; en cuanto a los estudiantes, creemos que la situación será propicia para introducirlos en un ámbito de exploración inter-subjetiva y posibilitar la expresión del conocimiento emocional que poseen –permitiéndoles desarrollar cierto nivel interpretativo de las emociones ajenas.

En resumen, la situación busca explorar las competencias necesarias para reconocer al otro como un ser-con-emociones-y-sentimientos: i.e. en el reconocimiento y discriminación discursiva de las emociones y sentimientos ajenos. Colateralmente consideramos que la situación propuesta propicia el desarrollo de competencias lexicales y se relaciona con la correcta denominación de las diferentes emociones y sentimientos. Estos dos últimos aspectos no serán, por lo pronto, explorados.



[1] Correspondencia fax: +57 (092)-3391184

E-mail: neurofilosofia1@yahoo.com.mx

Correspondencia fax: +57 (092)-3391184

Grupo de investigación Mentis en filosofía de la mente y ciencias cognitivas e Instituto de Psicología

Universidad del Valle (Cali-Colombia); Departamento de filosofía; Edf.: 386; Of.: 2017.

URL: www.neuroepistemology.blogspot.com

[2] E-mail: nadagreen137@hotmail.com

Grupo de investigación Mentis en filosofía de la mente y ciencias cognitivas e Instituto de Psicología

Universidad del Valle (Cali-Colombia).