2007/12/23

USO DE PROTO-IMPERATIVOS Y RASTREO DE LA FIJACIÓN DE LA REFERENCIA

USO DE PROTO-IMPERATIVOS Y RASTREO DE LA FIJACIÓN DE LA REFERENCIA


Carlos Muñoz[1], Juan F. Martínez [2],

Universidad del Valle

2006

Articular un acto comunicativo afortunado es una labor compleja que involucra factores cognitivos, lingüísticos y socio-culturales, entre otros. El escudriñamiento de los minuciosos procesos psicológicos involucrados en la génesis de algunos rasgos (como: la fijación de la referencia y la aparición de proto-imperativos) propios de las acciones comunicativas, pueden muy bien llevarnos a comprender la mentalidad humana y su desarrollo con relación al lenguaje. Este presupuesto constituye nuestro presupuesto metodológico general y la preocupación fundamental, i.e., resumiendo: el lenguaje y, en general, los actos semióticos comienzan a configurarse, en etapas muy tempranas, como un factor determinante dentro del desarrollo psicológico. La constitución de los procesos semióticos se lleva a cabo a partir de la emergencia de ciertas acciones y ciertos logros cognitivos, como por ejemplo: los proto-imperativos, la fijación de la referencia y la relación interna existente entre estos procesos.

Ya en etapas muy tempranas (4 meses) se logra observar el direccionamiento de la atención, por parte del bebé, sobre un referente compartido con su madre; por otro lado, también se observan, de manera diversa, ciertos actos indicativos, realizados por el bebé, que implican que el adulto atienda a una petición: es decir, actos proto-imperativos.

Como hipótesis de trabajo se considera que el rastreo de la emergencia de estos actos proto-imperativos y la respuesta a otros realizados por otro sujeto (por ejemplo: la madre), a través de un intercambio comunicativo temprano, nos puede servir como indicio (junto con factores como la dirección de la mirada) para la descripción de procesos de fijación de la atención, por parte del bebé, sobre un referente.

Para observar estos procesos se han utilizado dos situaciones, cuya estructura difiere. En la primera, la madre presenta activamente el referente-propuesto al niño; en la segunda, la madre presenta pasivamente el referente al niño, mientras el referente (un juguete grande) se “mueve solo”. La experimentación con estas dos situaciones nos permitirá describir, no solo la relación entre el uso de proto-imperativos y la modulación de la direccionalidad de la atención por parte del bebé (como indicios para la fijación de la referencia), sino, también, hasta que punto el movimiento del objeto puede representar el rol de un factor constitutivo en la respuesta a actos imperativos que efectué otro sujeto dirigidos a dicho objeto, proponiéndolo como referente.

I. MARCO TEÓRICO

En el texto de Bruner, titulado Actos de habla (1983), encontramos un capitulo referido a los juegos (Cf.: Bruner; 1984; P.: 45- 63). Consideramos importante su revisión puesto que en este se indica que el juego es un elemento que aparece en la interacción madre – bebé, y cumple una función importante en dicha relación.

El juego, y la participación creciente y activa por parte del niño en este, constituyen un medio de la preparación para la vida técnico-social que establece la cultura humana.

Es necesario reconocer que esta actividad, depende, en alguna medida, del uso y del intercambio del lenguaje. Hay juegos que están constituidos por el lenguaje y que solo pueden existir donde el lenguaje esta presente (Cf.: Id.).

Dentro de los aportes o contribuciones que genera el juego en el niño podemos mencionar:

  • Propicia la primera ocasión para el uso sistemático del lenguaje del bebé con el adulto.
  • Permiten la posibilidad de ver que con palabras se consiguen cosas; es decir, permite reconocer el efecto o la función imperativa del lenguaje, que en un primer momento, en el uso que hace el bebé del lenguaje, se reconoce a manera de proto-imperativos.

Los juegos que se llevan a cabo entre el adulto y el bebé, se caracterizan por ser constitutivos y autónomos, y su finalidad esta determinada por el juego mismo, es decir, no tiene un significado funcional fuera del formato de juego, además, el juego es virtualmente sintáctico, es completamente convencional y “no natural”, compuesto por elementos inventados, artificiales, vinculados por un conjunto de reglas solo ligeramente negociables; esta compuesto por una serie de actos constitutivos, que siguen un orden particular.

Los juegos incluyen la asignación de papeles intercambiables en los turnos de un dialogo, lo cual es un rasgo del lenguaje. Además de estar con frecuencia ligados a otros objetos que sirven como referentes.

En el momento en que el otro al cual se propone un intercambio, ya sea a través de un juego u otra dinámica comunicativa, el otro centra su atención en el referente propuesto, se genera, en este sentido, una triangulación que implica la apertura al diálogo. De Acuerdo con lo anterior “…la actividad lingüística es en realidad una actividad cooperativa, que implica intercambios de objetos intencionales en relación con un contexto…” (Riviere et. al; 1992; P.: 184. Esta triangulación (véase esquema 1.) depende de la fijación de la referencia por parte de los sujetos involucrados, lo cual implica la modulación de aspectos cognitivos como la direccionalidad de la atención. La fijación de la referencia se define como el proceso mediante el cual un sujeto adopta un objeto como referente en un intercambio comunicativo. La fijación de la referencia es, en principio, un proceso selectivo (Cf.: Searle; 2001; P.: 35 y ss.) a través del cual se centra la atención en un objeto que jugara, con gran probabilidad, el rol de referente.

La direccionalidad de la atención, en el caso de bebés de 6 meses, puede ser rastreada a través de la emergencia, en el acto comunicativo, de actos indicativos (por ej.: proto-imperativos).

Esquema 1. Triangulación.

En general, se considera, a manera de hipótesis, que el direccionamiento de la atención, por parte del bebé, sobre un referente compartido en un intercambio comunicativo, puede servirnos de indicio para afirmar que el bebé ha fijado la referencia. Sin embargo, 1) el rastreo de dicha direccionalidad atencional está directamente involucrado con los actos comunicativos tempranos (en este caso proto-imperativos) y 2) con las condiciones del referente.

De este modo, en las situaciones de juego, o interacción tempranas, en las que la madre ofrece al bebé un referente sobre el cual realiza una serie de acciones, constituye un escenario propicio para identificar los modos como se establece el manejo de la atención conjunta, y la forma como el niño atiende a dicho referente, y además, emite una serie de gestos, y vocalizaciones que pueden ser reconocidas como actos proto-imperativos. Bruner afirma, en este sentido que "… la primera fase del manejo de la atención conjunta, parece dar como resultado que el niño descubra señales en el habla de su madre, que indican que al madre esta atendiendo a «algo para mirar»… "(Bruner; 1984, P.: 72).

Es importante reconocer que las acciones que el niño suscita, en las situaciones tipo juego, tales como las vocalizaciones y gesticulaciones, proveen una estructura en la que luego se introducen nuevas variantes constitutivas del lenguaje. Además de esto, proporcionan un medio propicio para el intercambio de roles y para las negociaciones que subyacen a la acción, al mismo tiempo que le permiten al niño pasar de los medios naturales, a los medios convencionales de mediación en la acción, esencial en el desarrollo de las funciones comunicativas.

De acuerdo con lo anterior, la fijación de la referencia se relaciona directamente con los actos indicativos realizados y con la respuesta a actos indicativos realizados por otros. Sin embargo, las propiedades del referente pueden jugar un rol determinante en el como funcionan los actos indicativos propios y la reacción frente a los ajenos y, por ende, constituir un factor fundamental en la fijación de la referencia. Esta es la hipótesis de trabajo que se busca examinar.

II. DESCRIPCIÓN DE LA APLICACIÓN:

Como ya se mencionó en la introducción, la aparición de actos proto-imperativos puede estar constitutivamente ligada a las condiciones socio-afectivas en las que se presente el objeto propuesto como referente; de esta hipótesis surge la construcción de una aplicación con dos situaciones.

· Situación 1:

En esta situación se busca que sea la propia madre sea quien maneje el objeto que se propone como referente en el acto comunicativo, llamando la atención del bebé a través del movimiento del objeto mientras lo sostiene y mueve con sus propias manos (véase la fig. 1.). Esta forma de presentar el objeto propuesto como referente se considera una modalidad activa, es decir, un modo de presentar un objeto referente involucrándose con el movimiento, posición, y forma del mismo:

· Situación 2:

En esta situación, a diferencia de la ‘situación 1’, se propone que no sea la madre quien sostenga el objeto propuesto como referente, sino que, por el contrario, la madre indique al bebé el referente, cuyo movimiento no dependerá de la madre[3]. La madre en la labor de hacer que el bebé dirija su atención al objeto podrá coger el objeto, pero sin apropiarse de él. Se propone que, a diferencia de la ‘situación 1’, la madre esté ubicada a un lado del bebé y no en frente, y que el objeto propuesto como referente (el osito en la fig. 2) se encuentre en frente del bebé.

Esta forma de presentar el objeto como referente se considera una modalidad pasiva, ya que la madre no transformará directamente el movimiento, forma, y posición de tal objeto.

III. METODOLOGÍA

Tanto para la situación 1, como para la 2 se utilizaron objetos medianos con la finalidad de poder demarcar con mayor precisión la presencia de los actos proto-imperativos del bebé y, por ende, la direccionalidad de su atención.

Se usaron dos clases de objetos como estímulos, estos fueron, un tetero de juguete de material plástico para la situación uno, y un mono de peluche para la situación dos.

El sujeto de nuestro trabajo fue un bebe de nombre Jacobo y su madre. El bebe contaba con 6 meses de edad aproximadamente.

La situación se llevo acabo en casa del chico sobre una mesa grande y redonda (para la situación 2) y sobre una cama (para la situación 1).

El instrumento utilizado para recoger la información durante la secuencia fue básicamente una cámara de video digital convencional.

Para lograr el contexto de interacción madre-bebé, se le pidió a la madre que presentara un objeto con la finalidad de que el bebé centrara su atención sobre dicho objeto: “que propusieras a través de actos y expresiones un referente al bebé”.

IV. OBJETIVOS QUE PERSIGUE LA SITUACIÓN PROPUESTA

Se busca responder, en general, a la pregunta:

¿Qué rol cumple el uso de proto-imperativos en el proceso de fijación de la referencia en un intercambio comunicativo temprano?

En específico, y a partir de los resultados obtenidos en la aplicación de la segunda situación (denominada: ‘la situación del títere), se busca responder a:

¿El movimiento independiente del referente propuesto a través de actos indicativos es un factor directamente ligado con la respuesta a dichos indicativos por parte del bebé?

V. ANALISIS DE SITUACIONES.

V.I ANÁLISIS DE LA SITUACIÓN FRENTE-A-FRENTE.

Este primera situación revela una interacción clásica cara-a-cara entre el bebe y su madre, las cuales son el tipo de interacciones propicias donde el bebe va adquiriendo y practicando las pautas que definen las posteriores dinámicas comunicativas del lenguaje.

En un principio, como en todo acto comunicativo, se presenta intencionalmente, por parte de alguno de los sujetos interactuando, un referente. La propuesta del referente en este caso se realiza por parte de la madre, quien, apropiándose del referente, lo mueve con la intención de centrar la atención del bebé sobre el mismo. Estos movimientos en efecto logran llamar la atención del bebé sobre el referente propuesto; ha de tenerse en cuenta que el referente implica un significado negociado por parte de la madre, y que se plasma en el «qué busca ella presentando tal referente al bebé», es decir, qué intención hay tras el acto declarativo.

A pesar de que el bebé está muy pequeño para reconocer discursivamente la intención de su madre, atiende a ciertos indicios comportamentales que funcionan como indicadores de atención; en este sentido, los actos de la madre, aún cuando no son interpretados conceptualmente por parte del bebé como la expresión de una intención propia de la madre, cumplen la función de guiar, temporalmente, la manera en como el bebé se apropia de un objeto en su medio. En este sentido, el bebé reconoce un acto como un indicio atencional, el cual se sincroniza con la intención de la madre, quien desea que el bebé preste atención al referente presentado.

La manera en que la madre presenta el referente al bebé, genera en él una reacción atencional que no solo se expresa en su mirada sino que también a través de los movimientos de sus brazos; este movimiento puede servir como un indicio claro de, aparte de direccionalidad atencional, de excitación frente a x estimulo. Los bebes suelen reconocer estos patrones desde muy temprana edad y de hecho, el fijar la mirada en los adultos constituye uno de los primero pasos rumbo al lenguaje, ya que a partir de ahí es donde el bebe comienza su proceso de incorporación e imitación de las regularidades; en las expresiones del adulto. A este nivel puede rastrearse la emergencia de la interacción por turnos: acto declarativo de la madre- acto motor excitativo del bebé- acto de la madre, etc.

Los significados negociados, si bien por parte del bebé, no se pueden construir en un formato explícitamente lingüístico, por lo pronto, se manifiestan en las respuestas comportamentales del bebé mientras compagina su atención con los indicios de su madre (actos declarativos). Todo esto constituye, para el bebé, una plataforma para la comprensión de las situaciones y del sentido de la comunicación.

En un momento dado el bebé intenta tocar el juguete realizando movimientos poco coordinados pero bien dirigidos, adoptando una actitud exploratoria, tanto con su mirada, como con sus manos y sus emisiones (balbuceos), los cuales son los primeros intentos del bebe por acercarse al lenguaje hablado como tal; y que, a su ves, dan cuenta de cierto nivel de integración y reconocimiento de las pautas comunicativas del lenguaje. A este nivel puede afirmarse que el acto comunicativo iniciado por la madre, a partir de la presentación del referente a través de un acto declarativo, a surtido efecto en el bebé: el bebé a logrado fijar como referente el objeto presentado por su madre, es decir, se ha tejido un referente común y con esto la génesis de un protodialogo (i.e. la emergencia de la triangulación). Mientras el bebé observa el juguete también se genera una variación en su mirada: por un instante mira al juguete y por otro a su madre.

La madre de nuevo toma el objeto referente, pero el bebé mantiene su mirada sobre este, en tal momento el bebé genera un acto indicativo a su madre que puede ser interpretado como un acto imperativo. A este nivel del intercambio, ya tanto un sujeto (el bebé) como el otro (la madre) juegan un rol activo en la articulación de un espacio de intercambio comunicativo común.

La madre no responde directamente a tal imperativo y dirige el referente hacia otro lado, el bebé lo sigue pero luego se distrae, finalmente tanto el bebé como la madre abandonan el referente; finalizando una actuación por turnos o un “protodialogo”.

V.II. ANÁLISIS SITUACIÓN DEL TÍTERE.

En la segunda situación se comienza por observar como en un principio la madre trata de establecer un patrón interactivo común, al intentar llamar la atención del niño sobre el objeto y, de esta manera, establecer el objeto como referente de ambos; de tal forma que se produzca algún tipo de intercambio comunicativo con el bebe.

En un primer momento el bebé centra su atención en el referente presentado. En este caso el referente posee movimiento propio, es decir, la madre no es responsable explícitamente de su movimiento. La dinámica comienza con una atención fija por parte del bebe, sus primeras reacciones frente al movimiento del objeto y sus verbalizaciones son de exaltación frente a los actos indicativos de la madre, agitando sus brazos y tratando de alcanzarlo. Por un instante el bebé realiza actos exploratorios con sus manos, pero en un momento determinado percibe tactílmente el objeto y se recoge. Esto constituye un acto exploratorio por parte del bebé, indicio suficiente como para afirmar que ha centrado su atención sobre el mismo referente en el que la ha centrado su madre

Aquí sucede algo importante: cuando el niño le devuelve la mirada a su madre, la mirada de ella parece fijarse en el objeto, de tal forma que el niño parece interpretar esto, reaccionando (reacción motriz). Estas reacciones motrices son ambiguas, pero representan respuestas exploratorias por parte del niño frente a los estímulos presentados (la voz de la madre y el objeto referente) es decir, parece generase una dinámica de interacción donde el niño es capaz de involucrar ciertos factores, como cuando su madre le presta atención o como cuando ella realiza otro tipo de acción.

(comparación obejto madre, en busca de expectativa con respecto aun mismo ref.)

Aquí podemos apreciar que ya se presentan los factores constitutivos para que se genere una triangulación sujeto1-referente-sujeto2, con la cual comienza todo intercambio comunicativo explícito, y que sirve de marco para la construcción de un espacio referencial compartido (como ya se mencionó).

La madre continúa realizando ciertas emisiones indicativas declarativas referidas a las propiedades del objeto referente, a la vez que dirige su mirada al bebé; el bebé responde a la emisión y gestualidad materna y, en seguida, se dirige a ella. De acuerdo con la terminología de actos de habla (vid.: Austin; 1962) el bebé ha desarrollado aquello que constituye un acto perlocucionario con respecto al acto ilocucionario de su madre, es decir, ha generado una respuesta explícita frente a un acto comunicativo ajeno. A partir de lo anterior, se puede observar una actuación por turnos.

La madre persiste en su intención indicativa declarativa, logrando efectos afortunados en el bebé, quien atiende con su mirada a tales actos indicativos; puede, hasta cierto punto, inferirse de todo esto, que la intencionalidad que subyace a los significados negociados, por ambas partes, posee un referente común.

A lo largo de toda la interacción puede observarse con claridad la atención, por parte del bebé, a los actos indicativos motrices de su madre. De esto se puede inferir que a partir de una lectura de las acciones de la madre y de la suposición de sus intenciones a partir de sus gestos y sus emisiones, se puede reconocer una expectativa por parte de la madre con respecto a las acciones del bebé, expectativa que en la mayoría de los casos se ve acoplada con las acciones del bebé, el cual responde positivamente a los actos indicativos: siguiendo con atención la dirección de los mismos, y centrándose en un referente (algunas veces, emitiendo sonidos).

En esta situación se observa que la atención del niño varia del juguete (referente mutuo) a la madre, redireccionando su atención; y, seguido de este redireccionamiento, se observa un comportamiento explícito de apego a la madre (por ejemplo, a través de abrazos). Sin embargo, lo importante de destacar es el cambio constante de referente (madre-juguete) y de la atención a los actos indicativos, por parte del bebé. En una dinámica de interacción no solamente es indispensable situar un referente común, sino reconocer activamente la presencia del otro refiriéndose o expresando su atención (por ejemplo a través de indicativos) hacia tal objeto.

La persistencia de la madre por que el bebé centre su atención en las características del referente, incluyen la invitación explícita a que lo coja con las manos (por ejemplo: cuando la madre coge la mano del bebé y la dirige al muñeco); si bien este no es explícitamente un acto imperativo ni declarativo, si constituye una especie de acto persuasivo, cuyo significado negociado por parte de la madre incluye la pretensión de que el niño atrape el muñeco. Por parte del bebé, frente a este acto de persuasión, se observa su atención en dirección a la mano de su madre y al referente. Este comportamiento, por básico que parezca, funciona como marco o plataforma inicial para el reconocimiento de los patrones de interacción entre los otros y el referente en una situación comunicativa.

Es de vital importancia reconocer que la atención del niño, no solamente se centra en el referente gracias a las acciones de su madre, sino que el referente (a través de su “propio” movimiento) cumple un papel activo en la modulación de la atención del bebé. Este factor es determinante en la manera en que el bebé responde a los indicativos de su madre. Así finalmente el bebé atrapa el juguete y sus acciones se sincronizan con las intenciones que subyacían a los actos indicativos de su madre. Sin tener, aún, conciencia declarativa, el bebé ha hecho parte de una situación comunicativa y ha articulado ciertos factores constitutivos los cuales, más adelante, funcionarán como las reglas constitutivas del lenguaje y, por ende, de llevar a cabo ordenes y obedecer a imperativos

VI. ANÁLISIS COMPARATIVO: DISCUSIÓN:

En un marco general la elaboración de las dos situaciones nos ha permitido evidenciar, por una parte, ciertas pautas en el desarrollo de elementos constitutivos del lenguaje en los bebes, así como reconocer los diferentes modos con los que cuenta el niño para ir llevando a cabo la apropiación e integración de las dinámicas comunicativas que sustentan el lenguaje. Por una parte es interesante contrastar que los resultados de ambas situaciones no difieren mucho entre si en cuanto al patrón general de relación establecido entre la madre y el bebe: es un juego constante de actos indicativos. En la primera situación el referente es manipulado por la madre. Este rasgo distintivo implica que la búsqueda del referente por parte del bebé involucra directamente a la madre, en este sentido, el bebe no busca el referente como tal sino mientras este se encuentre en medio de la madre y el.

En la situación dos se observa algo similar, donde el muñeco a pesar de ser animado sin intervención de la madre cuenta con poco valor estimativo en tanto que la madre no haga parte de la interacción como un agente que permite devolverle cierta expectativa frente al mismo: las acciones de la madre retroalimenta la atención e intención del niño frente al objeto propuesto como referente. Esto se presenta, por ejemplo, en la situación uno cuando el niño se apropia del objeto de las manos de su madre al poco tiempo pierde todo interés para el, a menos que su madre genere algún tipo de retroalimentación que en efecto redireccione, de nuevo, la atención y el interés del bebé sobre el referente. De manera similar en la situación dos, por un momento, la madre parece dirigir su atención hacia otro objeto distinto del propuesto objeto propuesto como referente, de manera tal que el niño pierde interés por el muñeco (aunque este contaba con movimiento propio) y no retoma atención sobre el referente hasta que su madre vuelve a prestarle atención también. A este nivel se puede observar como el modelo de comunicación por triangulación funciona en efecto en la pragmática temprana del lenguaje. En amabas situaciones en niño juega un rol activo, construyéndose como un agente en disposición de realizar actos indicativos en virtud de alcanzar sus fines; sin embargo, en la situación del títere el bebé tiene mayor libertad de exploración puesto que la situación le permite mayores estímulos sobre los cuales modular su atención, i.e. potenciales referentes.

Los actos ajenos no se encuentran bien diferenciados en la situación frente-a-frente de las condiciones y características del referente, a diferencia de la situación del títere, donde el bebé puede modular indistintamente su atención hacia los actos ajenos o las condiciones del referente, disponiendo de dos motores atencionales.

Así pues, las acciones de los demás (indicios necesarios para captar sus intenciones) hacen relevante del manejo de la atención y de lo que el bebe considera relevante o no. Podría argumentarse que esta aparente necesidad de crear un significado compartido con el adulto obedece únicamente a un factor imitativo de las conductas del adulto, que le permitiría reconocer y acomodarse a las pautas comunicativas propias del lenguaje y de una lengua. Sin embargo, estamos convencidos que esto va mas allá de una mera pauta imitativa de patrones, ya que la formación de estos significados ayuda a configurar ciertos contenidos psicológicos que servirán de base para la incorporación de las reglas constitutivas del lenguaje y manejo de las reglas regulativas del mismo, y esto incluye la forma como el adulto expresa al bebé sus emociones (señalización intencional) a través de emisiones verbales, o características como el tono de la voz.

Aún cuando en términos comportamentales, en ambas situaciones, las acciones de la madre representan actos indicativos, la manera como estos funcionan a manera de guías de la atención del bebé se relacionan no sólo con el modo en que la madre los realiza, sino también con las características del referente. En este sentido, de acuerdo con la situación del títere, se observa que la fijación de la referencia por parte del bebé y el seguimiento de indicativos se genera como producto de un equilibrio atencional entre las condiciones del referente (movimiento, ubicación etc.) y las acciones de la madre.

El lenguaje no es solo un mero instrumento trasmisor de información sino que también es una herramienta de compresión, tanto personal como de los otros, en correspondencia con esto, la emocionalidad es un factor modulador de la intencionalidad, la intencionalidad un factor constitutivo del sentido, y, por ende, del significado. En síntesis, sin direccionalidad intencional no hay sentido, sin sentido no hay significado, pero sin emocionalidad no hay direccionalidad intencional, por tanto, sin emocionalidad no hay significado.

VII. CONCLUSIONES

- En una dinámica de interacción no solamente son relevantes las características del referente común, sino reconocer activamente la presencia del otro refiriéndose o expresando su atención (por ejemplo a través de indicativos) hacia tal objeto.

- En una situación de interacción comunicativa no solamente es relevante el cómo se module la atención hacia un referente, sino en qué medida se diferencias las condiciones del referente de las acciones ajenas.

- La diferenciación de las condiciones del referente de las condiciones de las acciones indicativas nos permite un abanico más amplio de variables para el análisis de la fijación de la referencia (por ejemplo: el procesos de retroalimentación atencional).

- El proceso de fijación de la regencia varía en virtud de la situación.

- El seguimiento de los actos indicativos depende en un sentido fuerte de la configuración ambiental de la situación (de las características del referente y de las condiciones de las acciones por parte de la madre, y de la relación entre estos dos).

- La situación del títere para constituir un buen motor de búsqueda experimental del desarrollo cognitivo de competencias lingüísticas.

- Es necesario extender la población de aplicación de esta situación, no solo en cuanto al número de sujetos sino también en cuanto a poblaciones diferenciadas por edades, género, etc. y lograra, de esta forma, resultados más confiables.

VIII. BIBLIOGRAFÍA

- Austin; J. (1962) How to do things with words; Ed.: OUP.

-C Rodríguez Garrido, C Moro El mágico numero tres, cuando los niños aun no hablan; Ed.: Paidós, Barcelona (1999)

-Bruner; J. (1984) El habla del niño; Ed.: Alianza

-J. Bruner, H. La elaboración del sentido, la elaboración del mundo por el niño; Ed.: Paidós, Buenos aires (1987)

-M. Belinchon, A. Riviere, J Igoa (1992) Psicología del lenguaje; Ed.: Trotta, Madrid

-Searle; j. (2001) Actos de Habla; Ed.: Cátedra.



[3] Para generar el movimiento del oso se propone una tercera persona oculta.

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