Te dices: Me marcharé a otra tierra, otro mar, a una ciudad mucho más bella que lo que esta pudo ser o anhelar...
Esta ciudad donde cada paso aprieta un nudo corredizo, un corazón en un cuerpo enterrado y polvoriento.
¿Cuánto tiempo tendré que quedarme, confinado en estos tristes arrabales del pensamiento más vulgar? donde quiera que mire, oscuras ruinas de mi vida veo aquí, donde tantos años pasé y destruí y perdi...
No hay tierra nueva, amigo mío, ni mar nuevo, pues la ciudad te seguirá, por las mismas calles andarás interminablemente, los mismos suburbios mentales van de la juventud a la vejez, y en la misma casa acabarás lleno de canas...
La ciudad es una jaula.
No hay otro lugar, siempre el mismo puerto terreno, y no hay barco que te arranque de ti mismo. ¡Ah! ¿No comprendes que al arruinar tu vida entera en este sitio, la has malogrado en cualquier parte del mundo?
2009/08/25
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